Vivir en el “aquí y ahora” no es una frase de autoayuda ni una moda pasajera. Es una necesidad emocional básica. Es la puerta de entrada al bienestar psicológico y a una vida con sentido. Cuando no estamos presentes, nos desconectamos de nosotros mismos, de los demás y de lo que necesitamos.
En nuestra práctica clínica, muchas personas llegan con un patrón común: su mente está constantemente ocupada en el pasado o en el futuro. Viven con culpa por lo que no hicieron, miedo a lo que podría pasar, o una presión constante por alcanzar algo más. Lo que pocas veces está presente es la conexión con lo único real: el momento presente.
¿Qué significa vivir en el presente?
Vivir en el presente implica estar en contacto con lo que sentimos, con lo que necesitamos, con lo que está ocurriendo en este momento. Es una experiencia completa que involucra el cuerpo, las emociones, los sentidos y la mente. Es mirar hacia adentro y hacia afuera con atención, sin quedar atrapados en lo que fue ni en lo que podría ser.
Estar presentes no significa ignorar el pasado ni dejar de planear el futuro. Significa no quedar absortos por ellos. Significa, darnos el permiso de habitar plenamente este instante, que es el único lugar donde realmente podemos vivir, decidir y actuar.
Consecuencias de no vivir en el “aquí y ahora”
Cuando evitamos el presente, las consecuencias emocionales se hacen visibles, aunque muchas veces no las relacionamos con esta desconexión:
1.- Ansiedad constante: al estar enfocados en lo que puede salir mal, el cuerpo se mantiene en alerta, generando tensión, insomnio, agitación e irritabilidad.
2.- Culpa y rumiación: al no poder soltar el pasado, repetimos una y otra vez lo que deberíamos haber hecho distinto, sin poder cambiarlo.
3.- Sensación de vacío: la desconexión con el presente nos hace perder el sentido de lo que hacemos. Todo se siente mecánico, forzado o sin propósito.
4.- Desconexión emocional: evitamos sentir lo que está ocurriendo realmente. Esto puede generar insensibilidad, tristeza crónica o incluso síntomas físicos.
5.- Dificultad para tomar decisiones: al no estar en contacto con lo que realmente sentimos o necesitamos ahora, las decisiones se basan en el miedo, en la costumbre o en lo que los demás esperan.
Beneficios de habitar el presente
En el espacio terapéutico, aprender a conectar con el “aquí y ahora” suele ser un antes y un después en el proceso personal. A medida que la persona se permite estar presente con lo que siente —aunque sea incómodo— empiezan a surgir cambios profundos y sostenibles:
1.- Mayor claridad emocional: al detenerse y escuchar lo que ocurre en el cuerpo y las emociones, la persona comienza a entender qué necesita realmente.
2.- Reducción de la ansiedad: al centrarse en lo que está ocurriendo ahora, se suelta la tensión de controlar todo lo que vendrá.
3.- Mejores decisiones: al estar conectados con el presente, elegimos con mayor autenticidad, en lugar de actuar desde la inercia o el miedo.
4.- Relaciones más sanas: estar presentes nos permite escuchar mejor, comunicarnos con más honestidad y generar vínculos más genuinos.
5.- Reconexión con uno mismo: muchas personas reportan una sensación de calma, plenitud o alivio simplemente por poder sentir lo que sienten sin tener que cambiarlo.
Estar presente no es control, es entrega
Uno de los mayores obstáculos para vivir en el presente es el intento de controlarlo todo. Queremos asegurarnos de que nada salga mal, de que no nos duela, de no equivocarnos. Pero esa exigencia genera lo contrario: rigidez, miedo, frustración.
Vivir en el “aquí y ahora” implica una entrega. Es permitir que la experiencia ocurra. Como dijo Barry Stevens: “No empujes el río, que fluye solo.” No se trata de forzar el cambio, sino de confiar en que, al estar en contacto con lo que sentimos, el proceso interior se autorregula. A veces, simplemente estar presentes con una emoción difícil —sin rechazarla ni explicarla— ya genera alivio.
¿Cómo se trabaja esto en psicoterapia?
En un proceso terapéutico, aprender a estar en el presente no se hace solo con palabras. Se trabaja desde la experiencia. El terapeuta acompaña a la persona a detenerse, a respirar, a sentir el cuerpo, a notar lo que ocurre en ese preciso instante. Muchas veces, ahí aparece lo verdaderamente importante: un recuerdo, una emoción postergada, un deseo silenciado, una tensión no reconocida.
No se trata de dejar de pensar, sino de equilibrar el pensamiento con la experiencia. Sentir, observar, escuchar el cuerpo. Dar espacio a lo que está vivo ahora. Desde ahí, los cambios son más reales, más profundos y más duraderos.
Estar presentes es estar vivos, no hay transformación posible sin presencia, no hay bienestar real si no aprendemos a vivir lo que estamos viviendo. El momento presente no es una técnica, es una actitud frente a la vida. Es elegir estar aquí, contigo mismo, con lo que hay, con dolor, con alegría, con duda, con calma… con todo lo que está vivo.
Vivir en el “aquí y ahora” no es fácil. Pero es el primer paso para empezar a vivir de verdad.
¿Te gustaría empezar a reconectarte con el presente?
En Psicoterapia Integral, te acompañamos a recuperar la conexión contigo mismo y a vivir desde un lugar más auténtico. Te ofrecemos un espacio cálido, seguro y profesional para que puedas habitar tu experiencia, comprenderla y transformarla
P. D. Martínez
Referencias
* Stevens, B. (2016). No empujes el río (por que fluye solo). Cuatro vientos.